Nizao: Vertedero Improvisado y Problemas Ambientales en el Municipio
Nizao, un pintoresco municipio de la provincia Peravia, conocido por sus playas y biodiversidad, enfrenta una crisis ambiental con un vertedero improvisado que ha acumulado basura durante años. Este vertedero, situado cerca del centro del pueblo y rodeado de parcelas agrícolas, recibe diariamente camiones llenos de desechos, muchos provenientes de la Alcaldía de Nizao y el pueblo de Don Gregorio. El terreno, propiedad de un particular, es utilizado como depósito de basura a cambio de un pago del ayuntamiento.
A pesar de la cercanía al centro del municipio, el vertedero se encuentra en una zona rural y está rodeado de áreas agrícolas. Aunque los trabajadores de estos terrenos aseguran que la basura no afecta su salud, el humo proveniente de la quema de desechos es visible desde lejos.
El vertedero se ha convertido en un sitio de actividades diarias, con camiones, motores de carga y personas a pie circulando entre montañas de basura. Entre los visitantes se encuentran los llamados «buzos», quienes buscan metales y objetos valiosos, como plata, entre los residuos. Estos «buzos» utilizan botas y zapatos protectores debido a los vidrios rotos y otros objetos punzantes esparcidos por el área.
A pesar de que el mal olor ha disminuido por la falta de lluvia y el calor seco que mantiene la basura relativamente seca, el humo en el aire evidencia la contaminación que emana del vertedero. Entre los desechos se encuentran árboles, neumáticos, plásticos, ropa, botellas, cubetas, muebles, y animales muertos como perros y ratas.
José, uno de los «buzos», comenta que el vertedero lleva alrededor de siete años en funcionamiento y que los residentes de Nizao no tienen otra opción para depositar la basura. Con 53 años y un pasado en la construcción, José ahora gana entre 800 y 1,000 pesos diarios con la venta de metales y plata, lo que le ha llevado a abandonar su antiguo empleo.
Los camiones del ayuntamiento llegan diariamente al vertedero y también dejan residuos en el canal de riego conocido como «la rigola», vital para la agricultura local. La basura ha contaminado el agua de este canal, que además de desechos, a veces contiene animales muertos.
En las profundidades del vertedero vive una pareja en condiciones precarias. Su vivienda, hecha de lonas y sin piso, carece de estufa, nevera y lavadora. Cocinan en un fogón y lavan con el agua del canal, que también utilizan para bañarse. La falta de comida y electricidad agrava aún más su situación, y cualquier comida sobrante es desechada.
La pareja sobrevive recogiendo botellas plásticas y de vidrio para venderlas, ganando entre 2,000 y 2,500 pesos, aunque sus ingresos mensuales no superan los 10,000 pesos. Las plagas, especialmente los ratones, son frecuentes en su hogar, que sigue siendo un lugar inhóspito pese a las enfermedades que pueden acarrear.
Los residentes de Nizao se quejan de la falta de servicios de recolección de basura y la presencia de grandes cúmulos de desechos en varias zonas del municipio, incluyendo áreas cercanas a la playa Linda Nizao. La irregularidad en el paso de los camiones recolectores contribuye a la acumulación de basura y agrava la situación ambiental en el municipio.