Santo Domingo. En las calles de la ciudad, la realidad de muchos niños que trabajan para sobrevivir es desoladora. Cada mañana, estos niños se levantan temprano, a las 6:00 a.m., y salen de casa sin haber tomado un desayuno. Muchos van con ropa sucia, rota o en mal estado, y en ocasiones ni siquiera tienen el pasaje para llegar a su destino, por lo que deben pedir dinero en el camino. Algunos utilizan el metro o guaguas para desplazarse.
Mientras que en las mañanas lo habitual es que los niños estén en la escuela, muchos no tienen esa oportunidad. En cambio, su vida se ve forzada a girar en torno al trabajo. En las calles, algunos piden dinero o alimentos, mientras que otros venden productos para ganarse la vida. Su experiencia en la venta ambulante es una forma de sobrevivir y ayudar a sus familias.
¿Qué venden?
Uno de estos niños es Juan (nombre ficticio), de 11 años, que lleva vendiendo paletas desde los nueve. Con piel morena y una figura delgada, Juan vende sus paletas en un parque de diversiones a 10 pesos cada una. Acude al parque los fines de semana para colaborar con su madre, quien está gravemente enferma y necesita medicamentos y atención. Su hermano también trabaja vendiendo en Villa Mella, en el municipio Santo Domingo Norte.
Aunque Juan realiza este trabajo, también estudia y su materia favorita es Matemáticas. Sueña con ser médico para ayudar a quienes lo necesiten. Juan tomó la iniciativa de salir a vender para apoyar a su familia, ya que su padre trabaja en construcción pero no vive con ellos ni contribuye económicamente.
En una estación del Metro de Santo Domingo, Pedro y José (nombres ficticios) trabajan vendiendo chocolates y mentas. Ambos, primos, provienen de Guaricanos y enfrentan dificultades similares, con ropa sucia y rota. Venden sus productos hasta las 7:00 p.m. y al final del día recaudan alrededor de 700 pesos. Aunque este trabajo les permite ayudar a su tía, sueñan con dejar la venta callejera y tienen aspiraciones de convertirse en policía y médico. Ambos coinciden en que preferirían estar jugando con amigos en lugar de trabajar en la calle.
Jorge, otro niño que trabaja, es de ascendencia haitiana y vive en una cueva en la ciudad. Sus padres están en Neiba, y él sobrevive esperando que le den propinas por «cuidar vehículos» en restaurantes. Jorge explica que prefiere estar en la ciudad a pesar de los malos tratos que ha recibido de la policía. Aunque su situación es difícil, asiste a la iglesia para conseguir comida y sueña con convertirse en profesor.
Situación Actual y Medidas de Protección
Entre enero y marzo de 2024, el Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (CONANI) reportó que solo un niño de entre 7 y 12 años fue acogido por explotación laboral, mientras que 10 niñas y niños de entre 7 y 18 años fueron acogidos por deambulación en las calles.
Marco Legal
La Ley 136-03 establece en su artículo 40 que está prohibido el trabajo de menores de 14 años. Cualquier violación a esta prohibición debe ser reportada al Ministerio de Trabajo y al CONANI, que trabajan en la implementación de programas para erradicar la explotación laboral infantil en el país.