Economistas consideraron que la realidad económica demanda recaudar más, pero con el cuidado de no afectar el empleo, la inversión y la producción al ejecutar una reforma tributaria como proyecta el Gobierno.
En ese punto coincidieron Jaime Aristy Escuder, Magín Díaz y Juan Ariel Jiménez, quienes plantearon múltiples soluciones para evitar que la reforma se convierta en una distorsión, durante un conversatorio-panel auspiciado por la Asociación de Empresas e Industrias de Boca Chica (Abocachica) y la Asociación de Industrias y Empresas de Haina y Región Sur, realizado en la sede de la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD).
Escuder destacó que la presión tributaria del 14% no permite cubrir adecuadamente las necesidades de gasto social del país. Subrayó que solo se ejecuta un 2% del PIB en gasto de capital, “muy por debajo del 6% registrado durante la era de Balaguer”.
Además, señaló que la deuda pública actualmente está en un 60% del PIB, pero debería reducirse al 40%. “Es posible aumentar las recaudaciones en un 3% o 4% del PIB sin necesidad de tocar las tasas impositivas. No obstante, es crucial mejorar la calidad del gasto público, cerrar el déficit en el sector eléctrico, que representa un agujero de US$1,500 millones anuales, y reducir la evasión tributaria”, afirmó Aristy.
Asimismo, Díaz, exdirector general de Impuestos Internos, refirió que el déficit fiscal estructural que enfrenta el gobierno, asciende a RD$350,000 millones anuales, equivalente a un 5% del PIB. Díaz explicó que, aunque las recaudaciones se han estancado en niveles similares a los de 2019, el Gobierno necesita aumentar sus ingresos para reducir tanto el déficit como la deuda, sin agravar la carga tributaria sobre los contribuyentes actuales.
“La solución será dolorosa porque existen muchas distorsiones en la economía y en el sistema tributario que deben corregirse, pero es fundamental que cualquier reforma sea equilibrada para no afectar el empleo, la inversión y la producción”, advirtió Díaz.
De su lado, el exministro de Economía, Planificación y Desarrollo coincidió en la necesidad de recaudar más, pero cuestionó cuál es exactamente el objetivo de la reforma tributaria que se quiere implementar. Jiménez resaltó que, aunque el nivel de la deuda consolidada del país es preocupante, con un 60% del PIB, “no estamos al borde de una crisis fiscal”.
Sin embargo, afirmó que el Gobierno enfrenta un problema de liquidez estructural que limita su capacidad para dejar un legado significativo. “El desafío está en aumentar la eficiencia recaudatoria sin recurrir a medidas tradicionales que podrían ser ineficaces y controversiales. Tecnologías como los algoritmos y el análisis de datos pueden ser herramientas clave para mejorar la recaudación y reducir la evasión”, afirmó Jiménez.