La Conferencia Episcopal de Haití (CEH) denunció este jueves la brutalidad de las bandas armadas que controlan gran parte del país y advirtió que el Estado es incapaz de garantizar la seguridad, la justicia o el sustento básico de su población.
En una carta pública, los obispos señalaron que “el pueblo está abandonado a la ley de las armas y al terror”, y que los grupos armados cometen atrocidades contra civiles, saquean templos, destruyen santuarios y queman símbolos del patrimonio histórico y cultural haitiano.
La CEH afirmó que estos ataques no solo causan daño material, sino que “hieren el corazón vivo del pueblo”, su fe y su esperanza colectiva. La carta fue publicada en medio de la crítica situación de inseguridad que vive el país y del proyecto de reforma constitucional propuesto por el Gobierno de transición.
Los obispos denunciaron que la población haitiana se encuentra desplazada, empobrecida y herida “en su carne y en su alma”, sin respuesta efectiva por parte de las autoridades.
Respecto al proyecto de reforma constitucional, la CEH reconoció que plantea algunas ideas valiosas, pero también advirtió sobre “lagunas importantes que podrían afectar el equilibrio democrático” del país. Por ello, pidieron un debate amplio que respete la historia y la realidad social haitiana.
“La hora no es para precipitaciones que conduzcan a la adopción de una nueva Constitución. Hoy, la prioridad es la seguridad, la paz y una gobernanza responsable”, declararon los obispos.
Según la ONU, en los primeros seis meses de 2025 se registraron 4,026 homicidios en Haití, un aumento del 24% respecto al año anterior. Además, ya hay 1.3 millones de desplazados por la violencia de las bandas, cifra que triplica la de 2023.