Desde su refugio en el Chapare, el expresidente Evo Morales concedió una entrevista a Associated Press en la víspera de unas elecciones consideradas las más tensas en Bolivia en más de diez años. Rodeado de simpatizantes, el exmandatario reiteró sus denuncias de persecución judicial y política, al tiempo que instó nuevamente a apoyar el voto nulo como forma de protesta.
Morales reconoció no tener una estrategia frente a las advertencias de detención hechas por Samuel Doria Medina y Jorge “Tuto” Quiroga, los favoritos en las encuestas. “¿Qué vamos a hacer? Ni yo lo sé”, admitió, asegurando que está bajo la mira de lo que llama “el imperio de la derecha”.
El exmandatario, de 65 años, enfrenta una orden judicial derivada de acusaciones de trata de personas y de haber embarazado a una menor de 15 años. Aunque no desmintió la relación cuestionada, insiste en que las denuncias son parte de una ofensiva política.
La fractura dentro del MAS, marcada por la pugna con el presidente Luis Arce, ha debilitado la fuerza que lo sostuvo durante sus tres mandatos.
Voto nulo como bandera política
Inhabilitado por decisión del Tribunal Constitucional, Morales ha hecho de la anulación del voto su principal estrategia electoral. En conversación con AP, afirmó: “El voto nulo… no es solo un voto por nuestro movimiento político.»
Es un voto de protesta, un voto de ira”, animando a sus seguidores a rechazar todas las papeletas.
“Nadie va a ganar. Será el voto nulo, que es el voto de Evo”, añadió en tercera persona.
El exlíder cocalero también arremetió contra Doria Medina y Quiroga, a quienes calificó como “eternos perdedores”, recordando sus derrotas pasadas frente a él. Morales prevé un alto nivel de rechazo y descontento reflejado en un aumento de votos nulos.

Entre el exilio interno y los procesos judiciales
Tras su salida abrupta en 2019, Morales vive aislado en Lauca Ñ, en una zona controlada por militantes leales. Allí mantiene una vida reservada, organizando actividades, conduciendo un programa radial y rodeado de símbolos de su trayectoria política y sindical.
Aunque afronta acusaciones por presuntos delitos sexuales, sostiene que los procesos buscan desacreditarlo. Una declaración judicial reciente de la mujer implicada, hoy adulta, asegura que nunca fue víctima, argumento usado por su defensa. Morales insiste: “Si no hay víctima, no hay delito”.
Consultado sobre un eventual nuevo exilio, respondió: “Estoy luchando aquí. No tengo nada que perder. Solo el imperio y el gobierno derechista de Lucho. No me maten, eso es todo lo que quiero”.
Un liderazgo desgastado
El exgobernante mantiene un discurso centrado en victimizarse y en denunciar conspiraciones externas. Sin embargo, su negativa a reconocer errores durante su gestión y la división interna en el MAS complican cualquier intento de reconstruir una alternativa sólida alrededor de su figura, en un país que enfrenta crisis política y económica.




